TURISMO EN CANTABRIA

Begoña
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Lugares emblemáticos

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Cueva El Soplao
s/n Barrio el Mazo
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El Municipio Dónde alojarse Dónde comer Turismo activo Qué visitar Rutas Eventos Santillana del Mar Santillana del Mar Colegiata de Santa Juliana Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Calle de Santillana del Mar Claustro de la Colegiata de Santillana del Mar Caona del Aguila y La Parra Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Cita imprescindible para el turista que visita Cantabria. Santillana del Mar en sin lugar a dudas una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, hasta el punto de que todo en ella es monumento. Conocida como "la villa de las tres mentiras", pues ni es "santa", ni "llana", ni tiene "mar", Santillana del Mar es la capital de un municipio de 4.000 habitantes dedicados en su mayoría a la actividad agropecuaria y, sobre todo, al turismo. Hablar de Santillana del Mar es hacerlo también de la Cueva de Altamira. Calificada como la "capilla sixtina" del arte rupestre, esta cueva contiene probablemente las pinturas prehistóricas más famosas del mundo. El descubrimiento de la cueva de Altamira, a finales del siglo XIX, provocó una honda polémica y posterior conmoción entre la comunidad científica de la época, reacia en un principio a admitir la antigüedad real de sus pinturas (14.000 años). La cueva fue hallada por casualidad en 1.868 por Modesto Cubillas, a través de quien llegó al conocimiento de su primer gran impulsor: Marcelino Sanz de Sautuola. La parte más famosa de la cueva, conocida como la "sala de los polícromos", no fue descubierta sin embargo hasta 1.879, en el transcurso de una visita en la que Sanz de Sautuola iba acompañado por su hija María. Durante el siglo posterior a su descubrimiento, la masiva afluencia de visitantes a la cueva comenzó a inquietar a los científicos ante un posible deterioro de las pinturas. Esto provocó en 1979 el cierre de la cueva de Altamira, primero total y después controlado en aras a preservar su valioso contenido. Debido a la fragilidad del arte rupestre de Altamira, se crea una réplica de la cueva para deleite de los visitantes en 2001. En este año se inaugura también la actual sede del museo, la cual alberga la Neocueva, una reproducción que permite la difusión del arte de Altamira a todos los públicos. Pero aunque parte fundamental, Santillana del Mar es mucho más que la Cueva de Altamira. Ya en el siglo IX existía en la villa el Monasterio de Santa Juliana, que daría paso a la prestigiosa colegiata de Santa Juliana en el siglo XII, el primero y más importante de los exponentes del arte románico en Cantabria. En torno a la colegiata y su bello claustro, de finales del XII-principios del XIII, se desarrolló un núcleo de población que vivió épocas de gran esplendor económico, como evidencia la riqueza de las numerosas casonas y palacios que conforman esta villa. Las torres de Merino y Don Borja (hoy sede de la Fundación Santillana) figuran entre las construcciones civiles más antiguas de una localidad empedrada que es imprescindible recorrer a pie para admirar en toda su plenitud la belleza de sus calles y edificaciones medievales. Nos encontraremos así frente a espléndidos edificios como las casas del Águila y la Parra (donde el Gobierno Regional ha instalado una sala de exposiciones), el palacio y la torre de Velarde, la casa de Leonor de la Vega, los palacios de Barreda, Tagle y Villa y un larguísimo etcétera que sería demasiado extenso enumerar. Santillana del Mar es sede de una intensa actividad cultural, que se desarrolla durante todo el año en sus diferentes salas de exposiciones y museos. En sus empedradas calles medievales podemos encontrar también múltiples talleres artesanos y degustar sabrosa leche con bizcochos, la merienda más popular en la villa. La naturaleza ha sido también generosa con este municipio, que disfruta de una magnífica costa que invita a la pesca y de las tranquilas playas de Santa Justa y Ubiarco. En las inmediaciones de la capital nos encontramos además con un coqueto parque zoológico que hace las delicias de grandes y pequeños. Santillana de Mar es en definitiva, por su historia y riqueza natural, uno de los puntos más atractivos de Cantabria y uno de sus principales focos de atención turística.
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Santillana del Mar
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El Municipio Dónde alojarse Dónde comer Turismo activo Qué visitar Rutas Eventos Santillana del Mar Santillana del Mar Colegiata de Santa Juliana Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Calle de Santillana del Mar Claustro de la Colegiata de Santillana del Mar Caona del Aguila y La Parra Santillana del Mar Santillana del Mar Santillana del Mar Cita imprescindible para el turista que visita Cantabria. Santillana del Mar en sin lugar a dudas una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España, hasta el punto de que todo en ella es monumento. Conocida como "la villa de las tres mentiras", pues ni es "santa", ni "llana", ni tiene "mar", Santillana del Mar es la capital de un municipio de 4.000 habitantes dedicados en su mayoría a la actividad agropecuaria y, sobre todo, al turismo. Hablar de Santillana del Mar es hacerlo también de la Cueva de Altamira. Calificada como la "capilla sixtina" del arte rupestre, esta cueva contiene probablemente las pinturas prehistóricas más famosas del mundo. El descubrimiento de la cueva de Altamira, a finales del siglo XIX, provocó una honda polémica y posterior conmoción entre la comunidad científica de la época, reacia en un principio a admitir la antigüedad real de sus pinturas (14.000 años). La cueva fue hallada por casualidad en 1.868 por Modesto Cubillas, a través de quien llegó al conocimiento de su primer gran impulsor: Marcelino Sanz de Sautuola. La parte más famosa de la cueva, conocida como la "sala de los polícromos", no fue descubierta sin embargo hasta 1.879, en el transcurso de una visita en la que Sanz de Sautuola iba acompañado por su hija María. Durante el siglo posterior a su descubrimiento, la masiva afluencia de visitantes a la cueva comenzó a inquietar a los científicos ante un posible deterioro de las pinturas. Esto provocó en 1979 el cierre de la cueva de Altamira, primero total y después controlado en aras a preservar su valioso contenido. Debido a la fragilidad del arte rupestre de Altamira, se crea una réplica de la cueva para deleite de los visitantes en 2001. En este año se inaugura también la actual sede del museo, la cual alberga la Neocueva, una reproducción que permite la difusión del arte de Altamira a todos los públicos. Pero aunque parte fundamental, Santillana del Mar es mucho más que la Cueva de Altamira. Ya en el siglo IX existía en la villa el Monasterio de Santa Juliana, que daría paso a la prestigiosa colegiata de Santa Juliana en el siglo XII, el primero y más importante de los exponentes del arte románico en Cantabria. En torno a la colegiata y su bello claustro, de finales del XII-principios del XIII, se desarrolló un núcleo de población que vivió épocas de gran esplendor económico, como evidencia la riqueza de las numerosas casonas y palacios que conforman esta villa. Las torres de Merino y Don Borja (hoy sede de la Fundación Santillana) figuran entre las construcciones civiles más antiguas de una localidad empedrada que es imprescindible recorrer a pie para admirar en toda su plenitud la belleza de sus calles y edificaciones medievales. Nos encontraremos así frente a espléndidos edificios como las casas del Águila y la Parra (donde el Gobierno Regional ha instalado una sala de exposiciones), el palacio y la torre de Velarde, la casa de Leonor de la Vega, los palacios de Barreda, Tagle y Villa y un larguísimo etcétera que sería demasiado extenso enumerar. Santillana del Mar es sede de una intensa actividad cultural, que se desarrolla durante todo el año en sus diferentes salas de exposiciones y museos. En sus empedradas calles medievales podemos encontrar también múltiples talleres artesanos y degustar sabrosa leche con bizcochos, la merienda más popular en la villa. La naturaleza ha sido también generosa con este municipio, que disfruta de una magnífica costa que invita a la pesca y de las tranquilas playas de Santa Justa y Ubiarco. En las inmediaciones de la capital nos encontramos además con un coqueto parque zoológico que hace las delicias de grandes y pequeños. Santillana de Mar es en definitiva, por su historia y riqueza natural, uno de los puntos más atractivos de Cantabria y uno de sus principales focos de atención turística.
Primera parada: Teleférico de Fuente Dé. No hay mejor forma de comenzar el día que subir al Teleférico de Fuente Dé para disfrutar de las vistas que tienes desde el mirador más afortunado de todo Cantabria. Sin duda, uno de los lugares que ver en Potes que más te van a flipar. Gracias al teleférico, en apenas 4 minutos subes un desnivel de unos 700 metros para llegar a más de 1800 metros de altura. Segunda parada: Qué ver en PotesPotes es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria. Me encanta dejarme caer por aquí para dar un paseo por este maravilloso pueblo medieval. Ya de paso me encanta aprovechar para comprar unos quesucos de Liébana o simplemente relajarme dando un paseo a orillas del río Deva. que ver en potes Un lugar que me encanta fotografiar en el pueblo es la vista desde el Puente Nuevo. Me chifla. Otro plan que hacer en Potes es tomarme algo en la plaza del pueblo mientras miro la Torre del Infantado, una torre del siglo XIV que se ha convertido en el icono de la capital del valle de Liébana. Siguiente parada: Santo Toribio de Liébana Al igual que Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana es un objetivo al que todo peregrino debería ir alguna vez en la vida. En este monasterio se encuentra el trozo más grande de la cruz de Jesucristo. Cada 11 años se celebra el Año Jubilar Lebaniego. Motivo por el cual se puede hacer con más pasión el Camino Lebaniego que parte desde San Vicente de la Barquera hasta Santo Toribio de Liébana. Es uno de los caminos de peregrinación cristiana más importantes del mundo. Si tienes oportunidad, yo no me lo perdería. Es otro de los lugares imprescindibles que ver en Potes. Te recomiendo el Restaurante El Oso, todo un icono en la comarca de Liébana. Probablemente el restaurante más famoso de la zona. Buenísima calidad a buen precio. La gastronomía de Cantabria es un punto fuerte que no puedes pasar por alto cuando visites la región. En esta zona tienes que probar el cocido lebaniego, los quesucos de Liébana y, para bajar la comida, un buen orujo de Potes.
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Picos De Europa
6 Pob. San Roque
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Primera parada: Teleférico de Fuente Dé. No hay mejor forma de comenzar el día que subir al Teleférico de Fuente Dé para disfrutar de las vistas que tienes desde el mirador más afortunado de todo Cantabria. Sin duda, uno de los lugares que ver en Potes que más te van a flipar. Gracias al teleférico, en apenas 4 minutos subes un desnivel de unos 700 metros para llegar a más de 1800 metros de altura. Segunda parada: Qué ver en PotesPotes es uno de los pueblos más bonitos de Cantabria. Me encanta dejarme caer por aquí para dar un paseo por este maravilloso pueblo medieval. Ya de paso me encanta aprovechar para comprar unos quesucos de Liébana o simplemente relajarme dando un paseo a orillas del río Deva. que ver en potes Un lugar que me encanta fotografiar en el pueblo es la vista desde el Puente Nuevo. Me chifla. Otro plan que hacer en Potes es tomarme algo en la plaza del pueblo mientras miro la Torre del Infantado, una torre del siglo XIV que se ha convertido en el icono de la capital del valle de Liébana. Siguiente parada: Santo Toribio de Liébana Al igual que Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana es un objetivo al que todo peregrino debería ir alguna vez en la vida. En este monasterio se encuentra el trozo más grande de la cruz de Jesucristo. Cada 11 años se celebra el Año Jubilar Lebaniego. Motivo por el cual se puede hacer con más pasión el Camino Lebaniego que parte desde San Vicente de la Barquera hasta Santo Toribio de Liébana. Es uno de los caminos de peregrinación cristiana más importantes del mundo. Si tienes oportunidad, yo no me lo perdería. Es otro de los lugares imprescindibles que ver en Potes. Te recomiendo el Restaurante El Oso, todo un icono en la comarca de Liébana. Probablemente el restaurante más famoso de la zona. Buenísima calidad a buen precio. La gastronomía de Cantabria es un punto fuerte que no puedes pasar por alto cuando visites la región. En esta zona tienes que probar el cocido lebaniego, los quesucos de Liébana y, para bajar la comida, un buen orujo de Potes.
La villa de San Vicente de la Barquera se encuentra en la costa occidental de Cantabria. Es una villa histórica rodeada de un privilegiado entorno, en pleno Parque Natural de Oyambre. Villa pescadora y marinera, cuyo puerto fue y sigue siendo el corazón de la actividad, cuenta además con bonitas playas como la de Oyambre y los extensos arenales de Merón, pequeñas calas como la de Gerra, sin olvidarnos de la ría de San Vicente, la del Tostadero y Fuentes. Todas ellas tienen como denominador común sus transparentes aguas y mantenerse casi vírgenes, rodeadas de praderías, alguna granja o montes. En el Patrimonio arquitectónico de San Vicente de la Barquera destaca su Puebla Vieja, declarada Conjunto Histórico Artístico, entre cuyos edificios más significativos se encuentra el Castillo del rey, del siglo XIII y uno de los pocos que se conservan en la Cornisa Cantábrica, la Torre del Preboste, el hospital de la Concepción, así como la iglesia de Santa María de los Ángeles. Destacan las ruinas del convento e iglesia de San Luis, construido a finales del siglo XV junto a la ría y en uno de los extremos del Puente de la Maza, que con sus 32 ojos era, cuando se construyó a finales del siglo XV, uno de los más largos de España. En realidad, la Puebla Vieja se encuentra en un brazo de tierra entre el cauce bifurcado de la ría, de modo que hay que cruzar otro puente, el Puente Nuevo, del siglo XVIII, para llegar a la ermita de la Virgen de la Barquera, ubicada en el barrio del mismo nombre, junto al puerto pesquero y la lonja.
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San Vicente De La Barquera
1 Avenida Antonio Garelly
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La villa de San Vicente de la Barquera se encuentra en la costa occidental de Cantabria. Es una villa histórica rodeada de un privilegiado entorno, en pleno Parque Natural de Oyambre. Villa pescadora y marinera, cuyo puerto fue y sigue siendo el corazón de la actividad, cuenta además con bonitas playas como la de Oyambre y los extensos arenales de Merón, pequeñas calas como la de Gerra, sin olvidarnos de la ría de San Vicente, la del Tostadero y Fuentes. Todas ellas tienen como denominador común sus transparentes aguas y mantenerse casi vírgenes, rodeadas de praderías, alguna granja o montes. En el Patrimonio arquitectónico de San Vicente de la Barquera destaca su Puebla Vieja, declarada Conjunto Histórico Artístico, entre cuyos edificios más significativos se encuentra el Castillo del rey, del siglo XIII y uno de los pocos que se conservan en la Cornisa Cantábrica, la Torre del Preboste, el hospital de la Concepción, así como la iglesia de Santa María de los Ángeles. Destacan las ruinas del convento e iglesia de San Luis, construido a finales del siglo XV junto a la ría y en uno de los extremos del Puente de la Maza, que con sus 32 ojos era, cuando se construyó a finales del siglo XV, uno de los más largos de España. En realidad, la Puebla Vieja se encuentra en un brazo de tierra entre el cauce bifurcado de la ría, de modo que hay que cruzar otro puente, el Puente Nuevo, del siglo XVIII, para llegar a la ermita de la Virgen de la Barquera, ubicada en el barrio del mismo nombre, junto al puerto pesquero y la lonja.

Gastronomía

El Boga-Boga de San Vicente de la Barquera ha cumplido más de 50 años desde su apertura, trayectoria en los que siempre ha figurado como uno de los establecimientos de referencia de la gastronomía barquereña y de Cantabria. Muy lejos queda aquel día de San José del año 1.963 en el que el siempre recordado Jesús Santovenía, “Chucho” como le conocía todo el mundo, y su mujer, Josefina Arabaolaza “Finuchi”, abrieron aquel modesto establecimiento con lo puesto, “con tan solo el cielo arriba y la tierra abajo. Sin duda que, como casi todos los comienzos fueron difíciles, además en una época muy diferente, en los que la importancia de la gastronomía y el valor de los productos nada tenía que ver con la actualidad, como señala Finuchi al recordar que “al poco tiempo de abrir se celebró La Folía, compramos 150 kilos de percebes que los dábamos en un cucurucho de papel a todos los que venía a tomar el vino”. Sin embargo desde sus inicios la trayectoria del Boga-Boga ha tenido un rumbo claro al tener como patrón a un hombre como Jesús Santovenia, uno de los más destacados profesionales de la cocina cántabra de la que fue un extraordinario embajador por todo el mundo, lo que le llevó a recibir la medalla de plata y bronce al Mérito Turístico, el Premio Nacional de Gastronomía, la Copa de Oro a la Gastronomía Mundial (Roma 1.980), el pertenecer a la Asociación de la Buena Mesa de España y a recibir el título de Vice-Canciller de la Chaine des Rotisseur entre otros muchos galardones y reconocimiento. Pero el mejor de todos esos reconocimientos es el que ha disfrutado a lo largo de estos 50 años con una clientela fiel y fija que tiene en el Boga-Boga como su punto de referencia. Hoy en día sigue viva la tradición y toda la esencia de Jesús Santovenia y su mujer Finuchi en la mano de su nieto Jesús al frente de la cocina. Medalla de plata y bronce al Mérito Turístico Premio Nacional de Gastronomía Copa de Oro a la Gastronomía Mundial Miembro de la Asociación de la Buena Mesa de España Título de Vice Canciller de la Chaine des Rotisseur
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Restaurante Boga Boga
8 Pl. Mayor del Fuero
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El Boga-Boga de San Vicente de la Barquera ha cumplido más de 50 años desde su apertura, trayectoria en los que siempre ha figurado como uno de los establecimientos de referencia de la gastronomía barquereña y de Cantabria. Muy lejos queda aquel día de San José del año 1.963 en el que el siempre recordado Jesús Santovenía, “Chucho” como le conocía todo el mundo, y su mujer, Josefina Arabaolaza “Finuchi”, abrieron aquel modesto establecimiento con lo puesto, “con tan solo el cielo arriba y la tierra abajo. Sin duda que, como casi todos los comienzos fueron difíciles, además en una época muy diferente, en los que la importancia de la gastronomía y el valor de los productos nada tenía que ver con la actualidad, como señala Finuchi al recordar que “al poco tiempo de abrir se celebró La Folía, compramos 150 kilos de percebes que los dábamos en un cucurucho de papel a todos los que venía a tomar el vino”. Sin embargo desde sus inicios la trayectoria del Boga-Boga ha tenido un rumbo claro al tener como patrón a un hombre como Jesús Santovenia, uno de los más destacados profesionales de la cocina cántabra de la que fue un extraordinario embajador por todo el mundo, lo que le llevó a recibir la medalla de plata y bronce al Mérito Turístico, el Premio Nacional de Gastronomía, la Copa de Oro a la Gastronomía Mundial (Roma 1.980), el pertenecer a la Asociación de la Buena Mesa de España y a recibir el título de Vice-Canciller de la Chaine des Rotisseur entre otros muchos galardones y reconocimiento. Pero el mejor de todos esos reconocimientos es el que ha disfrutado a lo largo de estos 50 años con una clientela fiel y fija que tiene en el Boga-Boga como su punto de referencia. Hoy en día sigue viva la tradición y toda la esencia de Jesús Santovenia y su mujer Finuchi en la mano de su nieto Jesús al frente de la cocina. Medalla de plata y bronce al Mérito Turístico Premio Nacional de Gastronomía Copa de Oro a la Gastronomía Mundial Miembro de la Asociación de la Buena Mesa de España Título de Vice Canciller de la Chaine des Rotisseur
Restaurante de larga tradición, abierto al público desde 1961 y regentado desde el 1 de marzo de 2010 por José Manuel Bilbao y su familia. Está distribuido en su interior, en dos pequeños comedores y una extensa barra. En el exterior disponemos de una magnífica terraza cubierta, bajo los soportales. Cocina tradicional especializada en pescados del Cantábrico (siempre salvajes) al horno o a la plancha. Todo tipo de arroces y mariscadas. Dedicado a comidas a la carta, también ofrecemos a nuestros clientes el menú del día y una gran variedad de raciones. Hacemos comidas para grupos así como comuniones, bautizos y otros eventos. El trato cercano y el ambiente agradable, se traduce en la satisfacción de nuestros clientes. El restaurante abre todos los días del año, excepto vacaciones del 3 al 24 de noviembre y el 25 de diciembre.
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Restaurante El Bodegón
17 Av. Los Soportales
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Restaurante de larga tradición, abierto al público desde 1961 y regentado desde el 1 de marzo de 2010 por José Manuel Bilbao y su familia. Está distribuido en su interior, en dos pequeños comedores y una extensa barra. En el exterior disponemos de una magnífica terraza cubierta, bajo los soportales. Cocina tradicional especializada en pescados del Cantábrico (siempre salvajes) al horno o a la plancha. Todo tipo de arroces y mariscadas. Dedicado a comidas a la carta, también ofrecemos a nuestros clientes el menú del día y una gran variedad de raciones. Hacemos comidas para grupos así como comuniones, bautizos y otros eventos. El trato cercano y el ambiente agradable, se traduce en la satisfacción de nuestros clientes. El restaurante abre todos los días del año, excepto vacaciones del 3 al 24 de noviembre y el 25 de diciembre.
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Restaurante Sotavento
16 Av. Miramar
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Restaurante Las Redes
24 Av. Los Soportales
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Restaurante El Pescador
26 Av. Los Soportales